Joe Haldeman, Relato Corto

Tricentenario, Joe Haldeman

Este relato corto fue ganador de los Premios Hugo y Locus en 1977. Su autor, el genial escritor Joe Haldeman, es el autor de La Guerra Interminable, Premio Hugo y Premio Locus en la modalidad de novela en 1976 y Premio Nebula en 1975. Otras novelas como Paz Interminable, El engaño Hemingway y Camouflage, también han sido premiadas con los Nebula y las dos primeras además consiguieron el Premio Hugo.

Tricentenario, Joe Haldeman

Diciembre de 1975
Los científicos han señalado que el Sol podría formar parte de un sistema estelar doble. Para que su compañera pasara inadvertida tendría que ser, naturalmente, pequeña y pálida, y estar a miles de unidades astronómicas de distancia.
Con el tiempo la encontrarían; ‘la’ resultaría ser ‘las’, habría de ser un hallazgo oportuno.

Enero de 2075
El despacho era opulento aún en la extravagante Washington del siglo 21. El senador Connors sentía pasión por las antigüedades. Una pared estaba cubierta de libros encuadernados en cuero; un gran telescopio de bronce simbolizaba su función de Intermediario de la Liga Científica. Una alfombra navajo de intrincado tejido y originaria de su estado natal tapaba casi todo el parquet. Un reloj de pie. Pinturas, mapas antiguos.
La terminal de computadora estaba discretamente oculta en el cajón superior del pesado escritorio de teca, donde había un secante, un juego de estilográficas, y un teléfono Bell de hace un siglo, con sonido solamente. Llamó.
Su secretaria dijo que Leventhal lo estaba esperando.
—Siga hablándome treinta segundos —dijo el senador—. Después cuelgue y hágalo entrar.
Colgó el teléfono y se dirigió a un espejo de pared. Se compuso la corbata y la capa; luego se emparejó con la uña el contorno de su pomada labial. Se pasó una mano por el cabello blanco, largo y fino, y acercándose nuevamente al escritorio apoyó la mano en el teléfono.
La pesada puerta se abrió con un susurro. Un hombre bajo y delgado se inclinó con reverencia y dijo: «Sire». El senador se le aproximó con las manos extendidas.
—Oh, sin ceremonias, Charlie. Choca esos diez —el hombre le tomó las dos manos, sólo un instante—. ¿Cuándo he sido ‘sire’ para ti, grandísimo tonto?
—Desde la semana pasada—dijo Leventhal—. Los miembros de la Liga te han puesto apelativos peores. El senador ladeó la cabeza dos veces.
—Cierto, y cierto. Y los comprendo. Pero es la voluntad del pueblo.
—Seguro —Leventhal hizo el eco pronunciando como si fuera una sola palabra—: Voluntadelpueblo. Connors fue a la biblioteca y abrió un panel cincelado.
— ¿Un trago?
—Sí, Bo —Charlie suspiró y se acomodó en un sofá mullido—. Algo fuerte. Jerez o… parecido. El senador trajo las bebidas y se sentó junto a Charlie.
—Debiste escucharme. Debiste haber conseguido que la Liga Administrativa escribiera tu propuesta.
—Tenemos buenos escritores.
—Para suplicar la postergación. Menos del dos por ciento del electorado se tomó la molestia de votar; casi todos, por el candidato de la administración. Ahora tomas la Liga de Ingenieros…
—Tú tomas a los ingenieros. Y…
—Usaron la Liga Administrativa —Connors se encogió de hombros—. Consiguieron su presupuesto.
—Es fácil vender puentes y plantas energéticas y naves espaciales. Es difícil vender ciencia pura.
—Mayor razón para que tú…
—Sí, seguro: pida el doble y ceda la mitad a los muchachos de Administración. Tal vez el año que viene. Pero no he venido a hablar de eso…
— ¿Esas ondas radiales?
—Correcto. ¿Leíste el informe? Connors miró su copa.
—Charlie, sabes que no tengo tiempo para…
—Pero alguien lo leyó.
—Oh, claro. Tengo a mi cargo un buen especialista en astronomía; me pasó un resumen. Muy interesante, eso.
—Hay una civilización a once años-luz… ¿Eso es ‘muy interesante’?
—Seguro. Todo un acontecimiento —silencio embarazoso—. Eh, ¿y qué se piensa hacer al respecto?
—Dos cosas. Primero, estamos tratando de descifrar lo que dicen. Eso es difícil. Segundo, queremos enviar una respuesta. Eso es fácil. Y allí es donde entras tú.
El senador asintió con aire cauto.
—Me explicaré. Anteriormente hemos enviado mensajes a esta estrella, Cisne 61. En realidad es una estrella doble, con una compañera oscura.
—Como nosotros.
—Se podría decir así. De cualquier modo, nunca han respondido. Es evidente que no están transmitiendo…
—Pero recibimos…
—Lo que estamos captando es lo que se puede captar a once años-luz. Un confuso galimatías de señales emitidas hace once años. Pero no generadas por una fuente natural, obviamente…
—Entonces ya estamos enviando una respuesta. Un mensaje del mismo tipo del que nos envían ellos.
—Correcto, pero…
— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
—Bo, no queremos susurrarles… ¡Queremos gritarles! Llamarles la atención —Leventhal sorbió el vino y se recostó—. Y para eso necesitaremos muchísima energía.
—Eh, claro, Charlie. La energía es dinero. ¿De qué cantidad estás hablando?
—Todo el país. Quiero cerrar el Valle de la Muerte doce horas. La boca del senador dibujó una ‘O’ silenciosa.
—Charlie, has estado trabajando demasiado. ¿Otro Apagón? ¿A propósito?
—No habrá otro Apagón. El Valle de la Muerte tiene capacidad de emergencia para catorce horas.
—A media máquina —el senador vació la copa y regresó al bar meneando la cabeza—. Primero dices que quieres energía. Después dices que quieres cortar la energía —regresó con la botella revestida de arpillera—. Habla con coherencia.
—Cortarla no, en verdad. Desviarla.
— ¿Es una adivinanza?
—No, mira. Tú sabes que la energía en realidad no proviene de la estación del Valle de la Muerte; es sólo una repetidora con un acumulador. La energía viene del satélite…
—Sé todo eso, Charlie. También he hecho estudios científicos.
—Seguro. De modo que lo que tenemos es un gran láser de microondas en órbita que nos envía un denso haz de energía. Suficiente para mantener en marcha a Estados Unidos. Suficiente…
—A eso me refiero. No puedes…
—Entonces lo desviamos y lo disparamos a una central energética en la Luna. Enviamos la energía a la gran antena parabólica de radio de Faz Oscura. Lo transformamos en ondas radiales y las apuntamos a Cisne 61. Les damos un sacudón que los dejamos fritos.
—Eso suena amigable.
—No sería tan poderoso en verdad… Pero sí, mucho más que una fuente natural de 21 centímetros.
—No sé, muchacho—Connors se restregó los ojos e hizo una mueca—. Podría hacerlo a escondidas, decir a unos pocos lo que sucede. Pero eso sólo serviría para unos minutos… ¿Para qué quieres doce horas, entonces?
—Bueno, la cosa no se apuntará automáticamente a la Luna como lo hace con el Valle de la Muerte. Imagínate por lo menos una hora para que el satélite gire y apunte. Después, no queremos enviar sólo una andanada de ondas radiales. Tenemos un programa de cinco horas, que primero organiza un lenguaje mutuo, después le cuenta sobre nosotros, y por último formula ciertas preguntas. Queremos enviarlo dos veces.
Connors llenó las dos copas.
— ¿Qué edad tenías el ’47, Charlie?
—Nací en el ’45.
—No recuerdas el Apagón. Murieron diez mil personas… Y quieres que yo sugiera…
—Vamos, Bo. No es lo mismo. Ahora sabemos que los acumuladores trabajan… Además, de los que murieron la mayoría tenía dispositivos de seguridad defectuosos en los coches. Si les avisamos que disminuirá la corriente, revisarán los dispositivos y harán bien en no andar volando.
El senador luchaba por no ser convencido.
— ¿Y los medios? Tendrán que transmitir por turnos. ¿Vas a decir al Pueblo lo que deben mirar?
—Al cuerno los medios. Tendrán la noticia más sensacional desde la Crucifixion.
—Tal vez —Connors tomó un cigarrillo y le acercó la caja a Charlie—. No recuerdas qué ocurrió el ’47 a los senadores de California, ¿verdad?
—Nada bueno…, supongo.
—No, por cierto. Los denunciaron. Tuvieron suerte de que no los lincharan. Aunque el verdadero problema estaba allá en el espacio… Como tú dices, la gente paga un impuesto energético a California. Cree que la energía viene de California. Si hay un lío, se la toman con California. Soy el senador liberal por California, Charlie. Pídeme la Luna, que tal vez pueda hacer algo. No me pidas cosas raras con el Valle de la Muerte.
—De acuerdo, de acuerdo. No te estaba pidiendo que tú lo hicieras por mí, Bo. Simplemente que lo sometieras a votación. Haremos todo lo posible para educar…
—Será inútil. Apenas habéis conseguido que aprobaran la sonda Escila…, y eso no le costaba nada a nadie, pues L-5 se encargaba de los gastos.
—Solamente inclúyelo en la votación.
—Veremos. Tengo un límite, lo sabes… Y con el Tricentenario, demonios, todos quieren que se los incluya…
—Por favor, Bo. Esto es más importante. Es más importante que nada. Inclúyelo.
—Tal vez como algo lateral. No prometo nada.

Marzo de 1992
De Fax & Pix, 12 de marzo de 1992. ANTIGUA SONDA ESPACIAL AFECTADA POR ESTRELLAS DESCONOCIDAS.
1. La Pioneer envió las primeras fotos de Júpiter a la Tierra en 1973 (ver fotos arriba, a derecha e izquierda).
2. Abandonó el sistema solar en 1987. El primer objeto de factura humana que abandonó el sistema solar.
3. Ayer, informa NSA (National Space Administration), el Pioneer 10 empezó a recibir radiaciones intensas. A eso de las 15 se acerca al máximo. Luego desciende. La radiación tiene que proceder desde fuera del sistema solar.
4. Los científicos de NSA y Hawaii dicen que la Pioneer 10 atravesó un disco de radiación sincrotrónica procedentes de dos estrellas antes desconocidas.
A. Las estrellas son pequeñas ‘enanas negras’.
B.Giran una alrededor de la otra una vez cada 40 segundos, y tardan 350.000 años en completar una vuelta alrededor del Sol.
C. Una de las estrellas está hecha de antimateria. O sea que estallaría si tocara materia real. Lo que vieron los científicos de Hawaii era un pálido círculo de luz invisible (infrarroja), que titila con intervalos de veinte segundos. Esta luz procede del lugar donde se tocan las atmósferas de las dos estrellas (ver foto abajo a la izquierda).
D. Las estrellas tienen un gran campo magnético. La radiación proviene de materia que gira alrededor de las estrellas y trata de penetrar el campo.
E. Las estrellas están unas 5.000 veces más lejos del Sol que nosotros, en un ángulo anómalo respecto del resto del sistema solar (ver foto abajo a la derecha).
5. NSA dice que las estrellas no representan ninguna amenaza, pues están demasiado lejos y nada del sistema solar atraviesa nunca la radiación.
6. La mujer que descubrió las estrellas quiere bautizarlas Escila y Caribdis.
7. Los científicos dicen que ignoran de donde diablos vienen las estrellas. En el resto del sistema solar todo tiene su explicación.

Febrero de 2075
Charlie pensó que era fácil distinguir a los científicos del resto del pasaje cuando empezaba la fase de atracamiento. Son los que se ponen nerviosos.
Superficialmente, se veía muy apacible: nada parecido a la aceleración que te partía los huesos y te estiraba la piel con la partida del cohete. Simplemente que el cilindro brillante y transparente de L-5 se agigantó lentamente hasta que giró para apuntar hacia ellos. El problema era que una colonia espacial con capacidad para cuatro mil personas tiene una inercia de los mil diablos. Si la cápsula llegaba a chocar contra el hueco de acoplamiento a demasiada velocidad, se plegaría como un acordeón. Una nave espacial está fabricada para recibir tensiones en la dirección contraria.
Charlie no había pagado primera clase, pero no obstante le dejaron entrar en la cúpula de observación; cortesía profesional. Aquí había sólo dos personas más, de pie en la alfombra Velcro, sujetas a una barra y aferradas de otra.
Eran un hombre y una mujer jóvenes, tal vez nuevos colonos. El hombre hablaba con excitación. La mujer miraba hacia adelante sin escuchar. Tenía los nudillos blancos sobre la barra y los dientes apretados. Charlie quería decir algo cordial, pero cuesta hablar cuando se contiene el aliento.
Los últimos metros son los peores. No se puede ver sobre la curva del casco de la nave, y los propulsores direccionales parlotean constantemente con detonaciones pequeñas: izquierda, derecha, adelante, atrás. Si la nave se plegara, ¿la cúpula se partiría, o simplemente se desprendería?
Desde luego, las computadoras controlaban todo. El piloto no hacía más que estar sentado en una bruma de sudor sin peso.
Luego el gemido bajo, el estremecimiento casi subsónico del casco liso de la nave que chirriaba contra los amortiguadores. Charlie esperó el ruido vibrante que significaría que iban a demasiada velocidad: láminas de aleación blanda bajo los amortiguadores, crujiendo para absorber la energía del movimiento; el último recurso.
Si eso no conseguía pararlos, el choque contra una pared de dos metros de acero sólido sí que lo conseguiría. Ya había pasado una vez. Pero no ahora.
—Por favor, permanezcan sentados hasta que se regularice la presión —dijo una voz grabada—. Ha sido un placer tenerles a bordo.
Charlie bajó por el poste para regresar a la sección de pasajeros. Caminó rip, rip, rip hasta el asiento y espero obediente a que se le destaparan los oídos. Luego la puerta lateral se abrió y atravesó con los demás pasajeros el tubo que conducía al ascensor. Estaban de pie en el cielo raso. Alguien había trazado laboriosamente un grafiti en la pared de metal:

Pegado al ascensor durante horas, como un quiste;

este ascensor que costó tanto dinero.

La fuerza centrífuga no existe, majaderos.

Treinta minutos más sin novedad mientras bajaban al suelo. Luego, más de veinte personas que esperan en la plataforma de carga. Charlie salió al aroma de capullos de azahar y hierba recién cortada. Estaba en casa.
— ¡Charlie! Eh, por aquí —un joven de pie junto a una bicicleta tándem. Charlie le apretó ambas manos y luego saltó al asiento de atrás—. Un trago.
— ¿Conseguiste…?
—Un trago. Luego hablaremos.
Se deslizaron hacia la ciudad por la tersa autopista de macadam. El bar era simplemente un toldo sobre algunas mesas y sillas, frente al lago del centro de la ciudad. Ningún camarero; se iba a la mesa de servicios y se tecleaba el número de crédito, se elegía vino o zumo de frutas; con o sin alcohol destilado al vacío. Hablaron un rato de los nervios del viaje. Luego:
— ¿Qué conseguiste de Connors?
—Palabras, no mucho. En la reunión de esta noche daré un informe completo. Pero creo que ni siquiera llegaremos a la votación.
—Pues bien, ¿no fue lo que habíamos dicho que pasaría? Debimos haber puesto en práctica la idea de François Pétain.
—Demasiado riesgosa —el plan de Pétain había sido anunciar a Valle de la Muerte que debían cortar el láser por reparaciones. No decir nada a las marmotas de la Tierra sobre las señales, simplemente contestarlas—. Si nos descubrieran nos harían pedazos.
El hombre sacudió la cabeza.
—Nunca entenderé a las marmotas.
—No es tu profesión —Charlie era psicólogo, nacido y entrenado en la Tierra—. Nadie nacido aquí lo ha conseguido.
—En fin, gracias por el trago —se levantó—. Tengo que volver al trabajo. ¿Recuerdas que debes llamar a la doctora Bemis antes de la reunión, verdad?
—Sí. Había un mensaje en el Cabo.
—Tiene una sorpresa para ti.
—Como siempre… Aquí nunca se hace nada hasta que yo me he ido.
Todo lo que Abigail Bemis dijo por teléfono fue para pedir que Charlie fuera a cenar a su casa; le daría instrucciones para la reunión.
—Muy sabroso, Ab. En la Tierra la comida verdadera es muy cara.
Ella rio y apiló los platos en el limpiador, luego trajo dos tazas de café. Rio de nuevo cuando se sentó. Una mujer corpulenta y canosa con ojos brillantes en un mar de arrugas.
—Esta noche estás de buen humor…
—Sí, es la ansiedad.
—Johnny dijo que tenías una sorpresa.
—Vaya, no sabe ni la mitad. Así que no conseguiste nada del senador…
—No. Aún menos de lo que esperaba. ¿Cuál es el secreto?
—Connors es un chico de buen corazón. Ha hecho mucho por nosotros.
—Vamos, Ab. ¿De qué se trata?
—Él tiene razón. Le quitas veinte minutos de TV a las marmotas y estallaría otra Revolución.
—Ab…
—Enviaremos el mensaje.
—Claro. Eso me imaginaba. Usaremos la antena lunar con el voltaje que tengamos. Con suerte…
—No. Energía insuficiente.
Charlie echó media cucharada de azúcar en el café.
— ¿Planeas… desafiar a Connors?
—Al cuerno Connors. No usaremos radio.
— ¿Luz visible? ¿Infrarroja?
—Lo llevaremos a mano. En el Dédalo.
Charlie ya estaba bebiendo el café. Derramó bastante.
—Ten, toma una servilleta.

Junio de 2040
De Una breve historia del antiguo orden (Freeman Press, 2040):
… y si piensan que eso fue un desperdicio, consideren el Proyecto Dédalo. Se trataba del mayor artefacto espacial desde el L-5. Pues bien, el L-5 funcionaba, porque era práctico. Pero Dédalo (cuyo nombre deriva de un dios griego que podía volar) era obviamente un modo de tirar el dinero por la ventana. Estos científicos de 2016 persuadieron a la burguesía de pagar un viaje a otra estrella. Tardaría cien años, pero los científicos tendrían hijos durante el trayecto y los entrenarían para ser científicos (quiéranlo o no).
»Usarían todas las viejas bombas H como combustible, como si algún día no fuéramos a necesitar el combustible aquí en la Tierra. ¿Y si L-5 decidía un buen día cortar relaciones e interrumpía el haz energético? Se suponía que Dédalo sería una nave espacial de casi un kilómetro de largo. Casi todo se fabricaba en el espacio, con material de la Luna, pero buena parte —la más cara, con toda seguridad— tenía que despacharse de la Tierra. Casi llegaron a construirla, pero luego vinieron la ruptura y la Revolución Popular. De ninguna manera el Pueblo iba a permitir que tuvieran esas bombas H encima de nuestras cabezas, así. Y entonces dejamos las bombas H en Helsinski y los bichos del espacio volvieron a hacer lo que deben hacer. Todos los años presentan peticiones para conseguir las bombas, pero todos los años la Voluntad del Pueblo dice no.
»Esa nave espacial todavía está allí, un armatoste de trillones de dólares. ¡Como monumento a la insensatez de la burguesía, es peor que las Pirámides!

Febrero de 2075
— ¿De modo que la sonda Escila es sólo una artimaña para conseguir el combustible…?
—Oh, no. De ningún modo —ella le alcanzó una carpeta forrada de azul—. Iremos a Escila. Cargaremos unas cuantas paladas de megatones de antimateria degenerada. Y una cantidad similar de materia degenerada de Caribdis. No planeamos una nave generacional, Charlie. El combustible de hidrógeno nos llevará; una vez allá, alimentará los estanques magnéticos para que alojen el verdadero combustible.
—Aniquilación total de la materia —dijo Charlie.
—Correcto.Megaciclos elevados a la enésima potencia. No estamos hablando de siglos para llegar a Cisne 61. Nueve años, ida y vuelta.
—A las marmotas no les gustará. Toda esa resistencia al Proyecto Dédalo original…
—Al cuerno las marmotas. Haremos todo lo que dijimos que haríamos con esas benditas bombas H: ir a Escila, conseguir antimateria y traerla de vuelta Sólo que tardaremos más en regresar.
— ¿No quieres informar cuál es nuestra intención? No pedimos dinero a nadie… Ella meneó la cabeza y rio de nuevo, esta vez con cierta amargura.
—Parece que no has leído la editorial de esta mañana del Peoplepost, ¿verdad?
—Estuve demasiado ocupado.
—Yo también, hijo; demasiado ocupada para esa basura. Pero uno de los míos lo compró.
— ¿Es sobre Dédalo?
—No… Se relaciona con Cisne 61. De cómo esos científicos locos quieren revelar a aquellos monstruos que hay vida en la Tierra.
—Se deglutirían al Pueblo en bocadillos…
—Algo por el estilo.
Había más de tres mil personas sentadas en la ladera, un anfiteatro ‘natural’ fabricado con polvo lunar y hierba terráquea. Había una algarabía increíble, todos parloteaban a la vez: la doctora Bemis acababa de anunciar la expedición a Cisne 61. Al décimo «silencio, por favor», la doctora pudo continuar.
—Así que ustedes verán por qué es que optamos por no transmitir esta reunión. La Tierra la captaría. Asimismo, no hay medios informativos terráqueos en L-5 en este momento, pues de nuevo regresaron a la Tierra. La cápsula de sus sustitutos necesitaba reparaciones en el Cabo. Las otras dos cápsulas están aquí. De manera que pido a todos ustedes, y a todos los hermanos que han tenido que permanecer en sus puestos, que guarden en secreto lo que diremos de esta empresa, la mayor desde que Isabel empeñó las joyas.
”Ahora el doctor Leventhal, jefe de nuestra sección de ciencias sociales, quiere hablarles sobre la selección de la tripulación.
Charlie odiaba hablar en público. En este escenario, se sentía como un cristiano camino hacia los leones. Alisó sus papeles húmedos en la tarima.
—Un problema básico —mil personas le pidieron que alzara la voz. Ajustó el micrófono—. El problema básico es que tenemos espacio para unas mil personas. Tal vez quieran ir más de uno cada cuatro —un fuerte murmullo de asentimiento—. No quisiéramos ser despóticos en la elección, pero hemos fijado ciertos criterios… La doctora Bemis está de acuerdo con ellos. Nadie debería contar con que irá si necesita atención médica sofisticada, obviamente. Por lo mismo, irá muy poca gente de edad.
—Sesenta y cuatro no es mucho, Charlie —dijo Abigail, casi imperceptiblemente—. Yo iré —antes no había dicho nada.
—Segundo —continuó Charlie, mirando a Abigail—, tenemos que dejar a quienes son absolutamente necesarios para el mantenimiento de L-5. Incluida la estación de energía —ella le sonrió.
»No queremos disolver parejas por… bueno, nueve años. Pero tampoco llevaremos niños —esperó a que se aplacará la conmoción—. En esta misión, los niños serían equipaje. Habrá que encontrar padres sustitutos para ellos. Quizá vayan en el próximo viaje. Porque no podemos costearnos equipaje. No sabemos lo que nos espera en Cisne 61… Mil personas parecen mucho, pero no lo son. Consideren que necesitamos una síntesis de todo el conocimiento humano, de todas las capacidades humanas. Puede ocurrir que un cantor de madrigales resulte más importante que un físico de plasma. No hay manera de saberlo de antemano.
Las cuatro mil personas lograron mantener el secreto, no tanto por fuerza de carácter como por una arraigada paranoia ante la Tierra y sus habitantes.
Y en realidad, el Tricentenario del senador Connors las favoreció. Pese a que había ‘Un mundo’ gobernado por ‘La Voluntad del Pueblo’, seguían existiendo regiones con más influencia que otras, el nacionalismo de ningún modo había muerto. Ese era uno de los factores.
Otro factor era el de los sentimientos de las ‘marmotas’ acerca de las bombas termonucleares almacenadas en Helsinski. Todas vetustas, la mayoría de un siglo o más. Los científicos decían que no había ningún peligro, pero ya se sabe cómo es eso…
Técnicamente las bombas aún pertenecían a los países que las habían entregado, la inmensa mayoría —el noventa por ciento— dividida entre Estados Unidos y Rusia. El diez por ciento restante se repartía entre 42 países. Todos ellos se reunían cada tantos años para discutir qué harían con las malditas bombas. Todos querían quitárselas de encima de un modo útil, pero nadie quería invertir capital.
El propósito de Charlie Leventhal era simple. L-5 pondría fondos, material y personas. En una isla desierta del mar de Noruega desmantelarían las viejas bombas, una por vez, y las transformarían en cápsulas de combustible para la nave Dédalo. La sonda Escila/Caribdis programaría su vuelo para honrar a dos países pioneros de los vuelos espaciales. Rebautizada John F. Kennedy, abandonaría la órbita terrestre en el Tricentenario de Estados Unidos. La nave aceleraría un ge en mitad del trayecto hacia el sistema estelar doble, luego viraría y aminoraría la velocidad almismo ritmo.Usaría una palamagnética para recoger antimateria de Escila. El primero de mayo de 2077 sería otra vez rebautizada, para el viaje de regreso pasaría a llamarse Leonid I. Brezhnev.
Por razones de seguridad, la antimateria sería entregada a una estación de investigación lunar, cerca de Faz Oculta. Los científicos de L-5 aseguraban que acumulando la energía lograda con la aniquilación total de la materia se lograría un cielo en la Tierra.
Casi todos lo ponían en duda, pero esperaban con ansias los fuegos de artificio.

Enero de 2076
— ¡Al demonio con eso! —Charlie estaba lívido—. ¡No lo haré! ¡De ningún modo!
—Eres el único…
—No es cierto, Ab. Y lo sabes —Charlie se paseó de una pared a otra del cubículo—. Hay muchísimas personas que pueden dirigir L-5. Mejor que yo.
—Mejor no, Charlie.
Él se detuvo frente al escritorio, se inclinó.
—Vamos, Ab. Hay una sola persona indicada para quedarse y administrar las cosas. No sólo ha demostrado su capacidad para el puesto, sino que tiene demasiados años para…
—No tengo por qué aguantar esas pamplinas.
—Vamos, Ab…
—No, escúchame. Yo era una niña cuando empezamos a construir Dédalo; trabajé en ella de muchacha y cuando era joven. Podría llevarte allá afuera y mostrarte cuáles son los remaches que hice. Hace medio siglo.
—Precisamente…
—Me he ganado el billete, Charlie —suavizó la voz—. La edad es un factor, sí. Este es sólo el primer viaje de muchos… Y para cuando la nave regrese, entonces sí seré demasiado vieja. Tú estarás en la flor de la edad, y con más de veinte años de experiencia como coordinador. No dudo que te nombrarán capitán de la próxima…
—No quiero ser capitán. No quiero ser coordinador. ¡Tan sólo quiero ir!
—Tú y tres mil más…
—Y entre los mil que no quieren o no pueden ir, ¿no habrá una sola persona que pueda servir como coordinador? Podría nombrarte…
—No es el caso. Nadie en L-5 tiene las influencias y las conexiones que tú tienes en la Tierra. Nadie como tú comprende tan bien a las marmotas.
—Eso es racismo, Ab. Las marmotas son iguales a ti y a mí.
—En algunos casos. No te noto muy ansioso de visitar la Tierra cada vez que puedes… ¿Qué…? ¿Te gusta el paisaje de aquí? ¿Te gusta vivir en una lata? — Charlie no supo qué responder; ella continuó—: Quienquiera sea el coordinador tendrá que dar muchas explicaciones en el intento de mantener buenas las relaciones entre L-5 y la Tierra. Y tú lo has hecho toda la vida, Charlie. Además, aquí te conocen y respetan. Eres la única opción lógica.
—Tu lógica no es la mía.
—Lo sé—ninguno de los dos tuvo que hacer mención del documento firmado entre otros por Charlie, que daba a la doctora Bemis autoridad final para elegir la dotación de Dédalo/ Kennedy/Brezhnev—. Trata de no odiarme demasiado, Charlie. Tengo que hacer lo mejor para mi gente. Para toda mi gente.
Charlie le clavó una mirada furibunda y se marchó.

Junio de 2076
De Fax & Pix, 4 de junio de 2076: GRANJA ESPACIAL PARTIRA EL MES PRÓXIMO A LAS ESTRELLAS.
1. La John F. Kennedy, que zarpa elmes que viene a Escila/Caribdis, es como una L-5 pequeña con bombas en la cola (ver fotos arriba, a izquierda y derecha).
A. El viaje dura veinte meses. Se podría llevar a pocas personas y abarrotar la nave de comida, aire y agua, o llevar muchas personas dentro de una ecología cerrada, como la L-5.
B. Podrían haberse arreglado con sólo doscientas personas, para encargarse de las granjas y demás. Pero casi todos los bichos del espacio querían ir. Están acostumbrados a esa vida, de un modo u otro (y nunca pueden ir a ningún lado).
C. Cuando regresen, las granjas serán usadas como punto de partida para L-4, semejante a L-5 pero más pequeña al principio, y del otro lado de la Luna (figura de abajo, a la izquierda).
2. Para más hechos & fotos sobre el Tricentenario, ver la contraportada.

Julio de 2076
Charlie estaba completando una semana en la Tierra el día en que lanzaron la John F. Kennedy. Harto de las entrevistas, se escabulló de la sala de conferencias del puerto espacial del Cabo. Su tarjeta blanca le permitió salir sin compañía de la pista de aterrizaje.
La cápsula de medianoche se estaba abasteciendo de combustible en el extremo opuesto de la pista, un destello blanco rosáceo en las últimas luces del poniente. Su imagen cimbraba y bailoteaba en el calor sofocante que subía del asfalto. Para Charlie el olor a alquitrán blando estaba indeleblemente asociado con la partida, el alivio.
Caminó hacia la mitad de la pista y miró su reloj. Cinco minutos. Encendió un cigarrillo y lo arrojó. Revisó sus cálculos mentales; el vuelo empezaría hacia el sudoeste. Se cubrió del sol con la mano. ¿Cómo lucirían 150 bombas por segundo? Para los medios masivos se llamaban cápsulas de combustible. La gente que las había ensamblado cuidadosamente y puesto con delicadeza en órbita e instalado en los estanques las llamaba bombas. Diez veces el brillo de una luna llena, habían dicho. En L-5 estaba prohibido mirarlo sin un filtro oscuro.
Sin previo aviso; apareció de golpe, una mancha irisada de resplandor imposible que despuntaba en el horizonte. Destelló varios minutos, luego palideció ligeramente entre los vahos de calor y se esfumó.
En casi todo Estados Unidos no se vería hasta que surgiera de nuevo, unas dos horas más tarde, y transformara la noche en día compitiendo con los despliegues pirotécnicos locales. Luego cada par de horas.
Charlie lo vería una vez más, luego abordaría la cápsula. Y entonces ya no tendría que llamarla por el nombre de un político muerto.

Setiembre de 2076
En L-5 hubo una apacible celebración cuando Dédalo llegó a la mitad del trayecto. El informe de la tripulación calificaba de ‘tranquila’ a la travesía. En ese momento viajaban a casi dos décimas de la velocidad de la luz. El haz láser que llevaba las comunicaciones sufrió un viraje desde la luz azul a la naranja; el mensaje que anunciaba el éxito del viraje tardó dos semanas en viajar del Dédalo a L-5.
Anunciaron un leve cambio de curso. Habían analizado la polarización de luz de Escila/Caribdis a medida que se incrementaba el ángulo de fase, y estaban casi seguros de que el sistema estaba rodeado por anillos chatos de escombros, como Saturno. Harían un ‘ingreso lento’ para evitar una colisión.

Enero de 2077
Hacía tres semanas que Dédalo enviaba imágenes reconocibles del sistema Escila/Caribdis. Las últimas, sin embargo, eran demasiado dramáticas para el consumo en la Tierra.
Charlie puso el holocubo en el escritorio y lo hizo girar con el dedo, maravillado.
—Esto es increíble. ¿Cómo lo habrán hecho?
—Es un montaje, desde luego —Johnny era uno de los adultos más jóvenes que se había quedado: soplo cardíaco, meniscos flojos, un empacho de astrofísicos.
—Las dos estrellas son una estrobofoto en infrarrojo. Por así decirlo. Unas diez o veinte mil exposiciones tomadas mientras la nave giraba en órbita alrededor del sistema, luego escogidas y ampliadas —señaló, pero no sirvió de mucho porque Charlie estaba mirando el cubo desde otro ángulo—. La capa de fuego donde se tocan ambas atmósferas fue tomada en ultravioleta. Así la estructura parece mucho más adecuada. Los anillos fueron fáciles. Exposiciones muy largas con luz visible. Además da el fondo de la estrella.
Un ligero golpe en la puerta y un asistente asomó la cabeza.
— ¿Tiene un segundo, doctor?
—Por supuesto.
—Una mujer de un comité ruso en el teléfono. Quiere saber si han cambiado ya el nombre de la nave a Brezhnev.
—Sí. Dile que sin embargo decidimos ponerle ‘León Trotsky’.
—De acuerdo —dijo con seriedad el asistente cuando cerraba la puerta.
— ¡Espera! —Charlie se restregó los ojos—. Dile, eh… La nave no lleva nombres conmemorativos mientras se mantiene en la órbita del sistema. Será rebautizada justo antes de iniciar el viaje de regreso.
— ¿Es verdad? —preguntó Johnny.
—Lo ignoro. ¿A quién le importa? En un par de meses ellos no querrán
ponerle el nombre de nadie.
Él y Ab habían elaborado un plan (bastante precario, y lo sabían) para proteger a L-5 de la ira de las marmotas; nadie en el satélite sabría de antemano que la nave se dirigía a Cisne 61. Era una decisión tomada por la tripulación durante la travesía a Escila/Caribdis; habían modificado el sistema de propulsión para adaptarlo a la destrucción de materia-antimateria mientras estaban en la órbita de la estrella doble. L-5 se enteraría antes de ese plan subversivo, mediante una transmisión enviada por Dédalo al dejar Escila/Caribdis. Cuando el mensaje llegara a la Tierra ya llevarían un mes de viaje.
Era bastante transparente, pero cuando menos habían cuidado de que ningún registro de la verdadera misión del Dédalo quedara en L-5. No obstante, tres mil personas sabían la verdad, y cualquier ingeniero o físico competente la habría sospechado.
Ab había pensado que, aunque los riesgos eran indudables, por cierto las marmotas no podrían estar furiosas durante veintitrés años, aún si no las impresionaban la antimateria ni otras maravillas…
Por otra parte ya no es problema de ellos, pensó Charlie.
Pero en verdad resultó que la tripulación del Dédalo tuvo que preocuparse de problemas mucho más graves que esos.

Junio de 2077
Los rusos tuvieron su celebración del Día del Trabajo —Charlie la vio por televisión; cada vez que mencionaban a la buena nave Leonid I. Brezhnev, torcía la cara— y luego las cosas volvieron a la normalidad. Charlie y tres mil más esperaban nerviosos el mensaje ‘sorpresa’. Llegó a principios de junio, según lo planeado, en el caos de un canal de datos. Pero no decía lo que presuntamente iba a decir:
Abigail Bemis a Charles Leventhal:
Charlie, estamos verdaderamente en apuros. La nave está averiada, pues un gran trozo de material nos chocó la popa. Traspasó el propulsor principal. Destruyó un panel de sensores de control y un propulsor direccional.
Por lo que sabemos, la situación es estable hasta ahora. Estamos manteniendo la aceleración en apenas un ge o algo menos. Pero no podemos timonear ni desconectar el propulsor principal.
No tuvimos ningún problema con los escombros de los anillos mientras volábamos en órbita, pues estábamos dentro del límite de Roche. Al ingresar, como tú sabes, nos las ingeniamos para sacar partido de las divisiones naturales entre los anillos. Intentamos lo mismo al regresar, pero el proceso era más lento y complicado porque ahora tenemos muchísima masa. Es probable que hayamos rozado un cuerpo en el límite de un anillo exterior.
Si pudiéramos apagar el propulsor tal vez la reparación sería posible. Pero en un ge, las cuadrillas de trabajo no pueden con la nave. La radiación allí debajo freiría en segundos al operador, sin duda.
Estamos trabajando en ello. Si tienes alguna idea, infórmanos. Supongo que esto te exime de responsabilidades: nos dirigíamos a la Tierra pero se presentó un contratiempo. Enviaré una transmisión a ese efecto por el canal regular de comunicaciones. Destruye este mensaje.
Fin de transmisión.
Funcionó perfectamente, en cuanto a eximir de responsabilidades a Charlie y L-5, y lo dramático de la situación elevó el interés en el viaje espacial como nunca desde la década de 1960.
Hasta hubo un héroe. Una voluntaria había bajado en una escafandra con escudos gruesos. Descendió por un cable para examinar la situación. Alcanzó a enviar fotos nítidas de la avería antes que el cable se partiera.

Dédalo: 2081
Tierra: 2101
La siguiente noticia fue eliminada de Fax & Pix, pues era demasiado difícil de traducir al ‘inglés llano’ que ese periódico había vuelto tan popular: NAVE ESPACIAL PASA POR CISNE 61… COMO QUIEN DICE (Corresponsal en L-5).
Un mensaje recibido hoy de la nave espacial Dédalo decía que acababa de pasar a 400 unidades astronómicas de Cisne 61. O sea, diez veces la distancia entre el planeta Plutón y nuestro Sol. En realidad, la nave espacial pasó cerca de esa estrella hace once años. El mensaje tardó todo ese tiempo en llegar a nosotros. No sabemos con certeza dónde se encuentra ahora la nave. Si todavía no han reparado el propulsor averiado, estarán a unos once años-luz más allá del sistema de Cisne 61 (la velocidad con que pasaron la estrella doble superaba el 99 por ciento de la velocidad de la luz).
La situación es más complicada si se contempla desde el punto de vista de un pasajero de la nave. A causa de la relatividad, el tiempo parece transcurrir más lentamente a medida que nos aproximamos a la velocidad de la luz. De modo que para ellos sólo han pasado cuatro años a los once-años luz de travesía.
El coordinador Charles Leventhal, de L-5, destaca que la nave tiene suficiente combustible de antimateria como para seguir acelerando hasta el confín de la Galaxia. La tripulación tendría entonces sólo veinte años más, pero habrían de pasar veinte mil años hasta que se supiera algo de ellos.
(Eliminar esto. Hay más material acerca de cómo lucía la nave para la gente de Cisne 61, y cómo pudimos hablar con ellos todo el tiempo aunque el tiempo era mucho más lento allá, pero todo es tan estúpido como lo anterior).

Dédalo: 2083
Tierra: 2144
Charlie Leventhal murió a los 99 años, desencantado. Casi una década antes se había revelado que la misión estelar del Dédalo estaba planeada de antemano. Poca gente había prestado atención a la noticia. Entre quienes lo hicieron, se acordó que cualquier cosa que nos librara de mil científicos a la vez era digna de aplauso. Miren en qué embrollo nos metieron.

Dédalo: a 67 años-luz, y todavía acelerando.
Dédalo: 2085
Tierra: 3578
Después de más de siete años de investigación y desarrollo a bordo —y unos 1.500 años-luz de viaje— lograron parar el propulsor. Con una telemetría sofisticada, la tarea se realizó sin que se pusiera en peligro otra vida.
Cada vida era preciosa ahora. Ya no eran simples exploradores; habían agotado casi la mitad del combustible. Eran colonos sin billete de regreso.
El mensaje de su éxito llegaría a la Tierra en quince siglos. Pero era harto dudoso que para entonces fuese a haber algún telescopio infrarrojo que lo detectara.

Dédalo: 2093
Tierra: cerca de 5000
Mientras deceleraban, habían investigado varios sistemas en su trayectoria de vuelo. Encontraron uno con un planeta semejante a la Tierra y un sol semejante al Sol, y se dirigieron allí.
En el período en que empezaron a descender colonos, el rasgo predominante en el cielo nocturno del planeta era una hermosa y floreciente nube de gas que los astrónomos habían bautizado ‘la Nebulosa de Norteamérica’.
Lo cual implicaba una ironía en la que no pensó ninguno de estos colonos de L-5: años más, años menos, era el Trimilenario de Estados Unidos.
La nación misma estaba en pésimas condiciones ese trimilenario. Los mares que lamían sus costas estaban cubiertos por una costra carmesí de vida anaeróbica; las poderosas ciudades habían caído, y las incesantes tormentas de arena casi habían barrido las ruinas.
No se había planeado fuegos de artificio, por falta de concurrencia, por falta de planificadores; las bacterias son muy apáticas. También el Primero de Mayo sería ignorado, por razones parecidas.
Los únicos humanos del sistema solar vivían en un tubo de vidrio y metal. Cuidaban su maquinaria automática y daban la espalda a la Tierra muerta. Adoraban la constelación del Cisne, pero habían olvidado por qué.

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